La presencia en el “Perro semihundido” de Goya
La primera vez que fui al Museo del Prado tendría unos ocho años, me acuerdo que las pinturas de las grandes salas impresionaron esos ojos de infancia, que descubrieron mundos desconocidos hasta entonces. Este cuadro es uno de mis favoritos, por la sencillez, la belleza de sus pinceladas etéreas, que crean