
Ondas cerebrales y cuencos tibetanos
En nuestro cuerpo está sucediendo constantemente un sin fin de procesos físicos de los cuales no somos conscientes. Nuestro organismo realiza estos procesos químicos y eléctricos, como campos energéticos que somos, lo que hace que seamos también generadores de multitud de vibraciones. Nos vamos a centrar en las ondas que genera nuestro cerebro y cómo son susceptibles de variar en función de la actividad que estemos haciendo en ese momento.
Las ondas cerebrales son una actividad eléctrica constante que sucede en nuestro cerebro. Dependiendo de lo que hagamos y del momento del día estas ondas pueden ir variando. Por lo que una persona puede pasar por diferentes fases y generar diferentes tipos de ondas. Estas ondas se pueden medir en valores de frecuencia y potencia.
Las neuronas serían las responsables de todo este movimiento eléctrico que sucede en nuestro interior.
La frecuencia mide el número de ondas que se registran en un segundo, y se mide en ciclos por segundos o Hertzios. Por tanto en la frecuencia se mide la cantidad de veces por segundo que se activan las neuronas y transmiten información de una a otra.
La potencia sería la altura que adquiere cada onda, y sería la cantidad de neuronas activadas en ese momento. Por tanto, una mediría la rapidez con que se mueven las neuronas y la otra la cantidad de neuronas implicadas en cada proceso.
El sonido de los cuencos y su vibración pueden modificar las ondas cerebrales, pudiendo entrar en otros estados alterados de consciencia.
El registro de ondas cerebrales nos lleva a ver que son cinco, cada una de ellas tiene unas características y se originan en situaciones bien diferentes:
Ondas Beta
Se generan cuando el cerebro está completamente despierto, por lo que en este estado la persona tiene una actividad mental intensa. Nuestros sentidos están orientados hacia el exterior, por lo que nuestra atención está focalizada hacia afuera, poniendo el foco en todo lo que sucede a nuestro alrededor. Estarían presentes en las tareas que realizamos la mayor parte del tiempo como en nuestro trabajo, al conducir, en la relación con otras personas…
Son ondas amplias y con gran velocidad de transmisión. Su frecuencia oscila entre 12 y 30 Hz.
En momentos de estrés y tensión en nuestras vidas hay un aumento significativo de estas ondas beta.
Las ondas beta en exceso se asocian con episodios de ansiedad, insomnio, trastornos obsesivos-compulsivos (TOC), alguna adicción o temores.
Ondas Alfa
En este estado la persona tiene un estado de escasa actividad cerebral, lo que supone un descanso de su actividad mental. Estas ondas son más lentas y de mayor amplitud que las beta (entre 8 y 14 Hz). Tenemos estas ondas cuando se da un paseo, estamos viendo la TV, al contemplar un paisaje o cerrando los ojos para relajarnos. Desaparecería la tensión y el estar en alerta o pendiente de lo que sucede a nuestro alrededor. Nos encontraríamos en un estado de relajación agradable y consciente.
Ondas Theta
La persona tiene un estado de calma profunda. Son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 3,5-8 Hz). Cuando hacemos tareas de manera autómata estamos en esta fase. Es decir, que la mente está en otro lugar. Es cuando tenemos ensoñaciones o no somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor.
También estas ondas están presentes en estados de meditación profunda. Es un estado donde se potencia la creatividad y la imaginación.
Ondas Delta
La persona se encuentra en un estado de sueño profundo. Son las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 1-3 Hz).
En este estado la persona pierde el reconocimiento de su cuerpo físico.
El sueño afianza nuestra memoria y esta ayuda a establecer el estado de conciencia en el periodo de vigilia.
Ondas Gamma
Se producen en estado de vigilia y una persona con alto nivel de estas ondas está realizando trabajos con un alto proceso cognitivo, como la consciencia, la concentración y una mayor atención. Son ondas generadas en momentos donde tenemos que resolver problemas, situaciones de máxima claridad mental y lucidez. Son ondas que no son frecuentes en nuestro día a día y no son fáciles de conseguir, teniendo en cuenta que la mayor parte de las ondas que predominan en nuestro ritmo ordinario son las beta.
Su frecuencia oscila entre 30 a 100 Hz.
Nuestras neuronas estarían trabajando muy deprisa. Estarían relacionadas con la memoria, la creatividad y la intuición. Potencian todos nuestros sentidos, por lo que en este estado hay una mayor percepción de la realidad. Estas ondas también se han registrados en personas con una alta capacidad para la meditación, por lo que también se les relaciona con estados de bienestar consciente. Para que surjan este tipo de ondas se debe partir de estados de relajación previo, y pasar por las ondas alfa primero.
Los cuencos pueden modificar las ondas cerebrales y pasar de las ondas Beta, estado de intensa actividad mental, de alerta y tensión, a otros estados donde estarían presentes las ondas Alfa, Gamma,Theta o Delta.
Debido a su sonido y vibración, los cuencos tibetanos pueden variar nuestras ondas cerebrales y nos pueden llevan a una relajación profunda del cuerpo y de la mente. En un masaje de cuencos tibetanos la persona que lo recibe puede llegar a dormirse, si es así estos siguen actuando igual en su cuerpo energético.
En un masaje de cuencos muchas personas, al entrar en otro estado de consciencia, pueden manifestársele imágenes simbólicas, y pueden percibir sensaciones físicas como frío, calor, presión en algunas zonas, hormigueos, sensación de levedad… Esto es debido a que la energía fluye y adopta diferentes formas de manifestarse.
También puede producirse que las personas sientan alguna emoción que brota de su inconsciente (risa, llanto…) y se pone de manifiesto en el masaje de cuencos tibetanos, así como los recuerdos de algo vivido.
Los cuencos tibetanos al modificar las ondas Beta con las que tenemos una intensa actividad mental, pueden reducir el estrés, las tensiones físicas o psíquicas, la ansiedad, las cargas que podemos acarrear en nuestro día a día… proporcionándonos bienestar y armonía.